La Asociación de Protección a la Infancia y a las Familias (AIPAR-Proteçao à Rapariga e à Família) de Portugal es mucho más que una entidad centrada exclusivamente en un solo colectivo. Curiosamente, muchas de las fundaciones e instituciones sociales del país luso suelen ampliar sus ámbitos de intervención a través de subvenciones estatales, lo que las lleva a impulsar programas y recursos destinados a otros sectores de población en situación de riesgo social: migrantes, personas con discapacidad, familias, menores o personas drogodependientes.
Por Pepe Romero



Por eso, la estancia y visita de esta institución realizada gracias al programa Erasmus+ del IES Santiago Ramón y Cajal de Fuengirola fue todo un descubrimiento, porque lo que pensaba que era un centro para acoger a jóvenes mujeres en exclusión, se convirtió en todo un universo repleto de iniciativas diversas.
Desde que naciera en Faro, en el Algarve portugués, hace casi 80 años, esta asociación ha pasado de ser un centro de atención y acogimiento temporal de mujeres que se mudaban a esta localidad, a ser un referente en la prestación de apoyo a jóvenes con dificultades económicas y sociales de diferente magnitud.
Algunos de los servicios que pude conocer más en profundidad fueron el Centro de Recepción Temporal para la Protección de las Niñas, una medida de carácter urgente donde suelen permanecer hasta 72 horas. Al ser una intervención transitoria, las jóvenes suelen ser después acomodadas en viviendas y apartamentos de autonomía, donde se les elabora un proyecto de vida autónoma para conseguir su inserción sociolaboral.
En estas viviendas llevan a cabo un proyecto vital centrado en la vida cotidiana, es decir, conviven en una unidad de convivencia al tiempo que alcanzan unas rutinas para la vida independiente: estudian, colaboran en las labores domésticas, adquieren hábitos de higiene y alimentación saludables, disfrutan de su tiempo libre y de ocio y se preparan para la vida.

Pero AIPAR no se queda aquí. Esta asociación no se olvida de las familias y cuenta con un Centro de Apoyo Familiar y Asesoramiento Familiar (CAFAP) que busca, por una parte, la preservación de la familia como unidad clave de convivencia y, por otra parte, la reunificación familiar cuando la circunstancias lo permiten.
Desde este centro se enseñan habilidades parentales de manera que padres y madres adquieran los conocimientos y las habilidades necesarios para la crianza de sus hijos e hijas, pero también se presta apoyo psicológico y social, se colabora en el mantenimiento de los hogares y se organizan actividades de ocio y tiempo libre como en cualquier familia.
Y es que no hay nada como la familia para que los niños y niñas crezcan con confianza, seguridad y una buena salud física y psíquica. Esta premisa la conocen muy bien en AIPAR, que presta sus servicios en los propios domicilios de estas familias para convertirlos en entornos seguros y confiables.
La crisis del coronavirus
La crisis del COVID ha puesto en evidencia la situación de vulnerabilidad de muchas familias en algo tan básico como la alimentación. Por eso cuentan con un programa de emergencia alimentaria para garantizar el acceso a comidas gratuitas, de manera que algo tan básico como la alimentación esté cubierta.
Por último, AIPAR cuenta entre sus proyectos con una interesante iniciativa destinada a personas con discapacidad. Se trata de un Centro de Actividades de Capacitación e Inclusión (CACI), donde residen hasta 24 personas adultas jóvenes con discapacidades graves y profundas.

Desde allí realizan distintas actividades ocupacionales y sociales con la intención de conseguir su inclusión sociolaboral, principalmente en el Centro de Actividades Ocupacionales (CAO).
Y para financiarse, además de optar a las subvenciones estatales y locales, AIPAR cuenta con un servicio de catering para eventos, lo que le permite obtener los recursos económicos necesarios para llegar al mayor número de personas en situación de exclusión social.
Sin duda, conocer el modo de trabajar de esta asociación en un país tan cercano a nosotros permite aprender y comprender los modos de atención existentes en Portugal, donde se empeñan día a día en llegar al mayor número de personas con necesidades, siempre de la mano de la presidenta de esta Asociación, Filomena Rosa, una mujer que después de trabajar como profesora dedica con entusiasmo y pasión todo su tiempo a conseguir los máximos y mejores recursos para todo aquel que lo requiera.

Transmitir todos estos aprendizajes a la comunidad educativa y, de forma particular, al alumnado de nuestros ciclos formativos, contribuirá sin duda a enriquecer su visión sobre la integración social y la labor desempeñada en nuestros países vecinos de la Unión Europea.